Pasos globales 1906–1925
El despegue meteórico a nivel mundial de la joven empresa se vio duramente interrumpido por la Primera Guerra Mundial, después de la cual Bosch tuvo que transformarse e innovar para hacer frente a los efectos.
Cruzar el charco: lanzamiento en los Estados Unidos
Todo comenzó con un anuncio de sistemas de magnetos en periódicos de EE. UU., que generó pedidos valorados en un millón de dólares para Bosch en 1906 y duplicó las ventas en el plazo de un año. El negocio en los Estados Unidos tenía tanto éxito que en 1912 Bosch comenzó a fabricar su producto estrella en una fábrica propia en Springfield, Massachusetts.
88 %: resultado de la globalización
Además del Reino Unido, Bosch comenzó a echar un vistazo a otros mercados por todo el mundo. Con oficinas de ventas en Sudáfrica desde 1906, Australia, desde 1907, Argentina, desde 1908, China, desde 1909, y Japón, desde 1911, la red de representaciones de Bosch cubría todos los continentes. En 1913, el negocio fuera de Alemania suponía el 88 % de las ventas de la empresa.
Productos nuevos: luces, generadores y motores de arranque
Cuando los automóviles se convirtieron en un objeto cotidiano y el aumento de la velocidad exigía una mayor seguridad, Bosch lanzó los productos apropiados en 1913 y 1914. Además de la "luz Bosch", un sistema de iluminación eléctrica que consistía en faros, un generador, regulador y batería que hacía más segura la conducción nocturna, el motor de arranque aportó fiabilidad.
La catástrofe: la Primera Guerra Mundial
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, todos los mercados extranjeros desaparecieron de la noche a la mañana, la investigación y el desarrollo se interrumpieron y la producción se dedicó a las armas. En lugar de magnetos, Bosch comenzó a fabricar detonadores de granadas. Cerca de la mitad de los trabajadores fue llamada a filas, y las mujeres ocuparon su trabajo. De estos reclutas, 453 empleados ya no volverían nunca de la guerra.
Logotipo de Bosch
La nueva marca mundial
Durante la Primera Guerra Mundial, las oficinas y las marcas fueron expropiadas. No obstante, la empresa Bosch comprada por parte de los Estados Unidos continuó utilizando marcas Bosch bien conocidas para la publicidad. Con el fin de evitar cualquier confusión, en 1918, el jefe de innovación Gottlob Honold, rápidamente diseñó una nueva marca, el ancla dentro de un círculo, que permanece inconfundiblemente asociado a Bosch hasta nuestros días.
Foto: Boceto del nuevo logotipo (1918)
Nuevo comienzo: contra toda resistencia
Al final de la guerra, la sociedad anónima que en 1917 había cambiado de nombre a Robert Bosch AG, tuvo que hacer frente a enormes retos. El regreso al mercado global se vio dificultado por una creciente competencia, y sus patentes se habían revocado. Pero abandonar no era una opción. Se retomaron antiguos contactos y se abrieron nuevos mercados. Al mismo tiempo, la empresa se centró en una competencia clave: la fuerza innovadora.
Novedades para el automóvil: limpiaparabrisas y bocina
Ahora se retomaron las actividades interrumpidas por la guerra. La seguridad para un tráfico rodado mucho más denso se convirtió en la fuerza impulsora para los investigadores y desarrolladores de Bosch. Las luces para motocicletas y bicicletas, la sonora bocina de Bosch, el limpiaparabrisas y un encendido alimentado con batería se añadieron al portafolio de productos para el año 1926.
Servicio de turismos de Bosch
Servicio al cliente estandarizado en todas partes
Una red de talleres de reparación e instalación independientes, adheridos todos al mismo estándar no era un nuevo concepto. Esto ya existía en los Estados Unidos antes de la guerra. En 1921, Bosch lanzó sus talleres "Bosch Car Service" fuera de Alemania, que se impusieron tan rápido que para el año 1930 ya había 2.750 talleres en 70 países. Estos talleres contribuyeron a propagar el nombre de Bosch por todo el mundo.
Foto: El logotipo del servicio Bosch que se convirtió en el cartel distintivo de los talleres.
Cintas transportadoras continuas: producción en cadena
Cada vez era más obvio que la competencia estaba alcanzando la calidad de Bosch, además la fabricación era más rápida y económica. Una razón de ello eran las líneas de montaje, que Bosch también había empezado a introducir paulatinamente a partir de 1925. Si antes se tardaban 50 días en fabricar un sistema de magneto completo, la producción en cadena lo redujo a tan solo cinco días.